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Artritis y nutrición: guía práctica para reducir inflamación y dolor



La artritis es una condición inflamatoria que afecta las articulaciones y puede limitar la movilidad y la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo. Aunque el tratamiento convencional suele centrarse en medicamentos para aliviar el dolor, cada vez más estudios muestran que la nutrición y la medicina funcional pueden jugar un papel clave en la reducción de la inflamación y en la mejora de los síntomas a largo plazo.


En este artículo descubrirás cómo la alimentación antiinflamatoria y un enfoque integral de la medicina funcional pueden ayudarte a controlar la artritis de manera natural.


mujer haciendo yoga en ropa deportiva
La nutrición y medicina funcional pueden jugar un papel clave en la mejora de los síntomas de la artritis

¿Qué es la artritis y por qué la inflamación es la raíz del problema?


La artritis incluye más de 100 tipos de enfermedades reumáticas, siendo la artritis reumatoide y la osteoartritis las más comunes. Ambas tienen en común un proceso inflamatorio que daña el cartílago, el hueso y los tejidos que rodean las articulaciones.


En la medicina funcional, se considera que el dolor y la inflamación son señales del cuerpo de que existe un desequilibrio interno. Por eso, en lugar de solo enmascarar los síntomas, este enfoque busca identificar las causas raíz como:


* Inflamación crónica de bajo grado

* Estrés oxidativo

* Desequilibrios intestinales (intestino permeable, disbiosis)

* Deficiencias nutricionales

* Resistencia a la insulina o mala regulación de la glucosa


Nutrición antiinflamatoria: la base para tratar la artritis


Una alimentación adecuada puede marcar la diferencia en los niveles de dolor, movilidad y energía. La evidencia científica respalda que una dieta antiinflamatoria puede reducir los brotes de artritis y mejorar la calidad de vida.


Alimentos recomendados


Pescados grasos ricos en omega-3 (salmón, sardina, caballa)

Frutas rojas y moras con antioxidantes como antocianinas

Verduras crucíferas (brócoli, col, coliflor) que apoyan la desintoxicación

Aceite de oliva extra virgen como fuente de grasas saludables

Cúrcuma y jengibre, potentes antiinflamatorios naturales

Semillas y frutos secos (nuez, linaza, chía, almendra)

Caldo de Huesos de Res (por su alto contenido de aminoácidos, gelatina y colágeno de alta biodisponibilidad)


Alimentos que conviene evitar


Azúcares refinados y harinas procesadas

Aceites vegetales refinados (soya, maíz, girasol, cártamo)

Carnes procesadas

Lácteos industriales

Bebidas alcohólicas


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Medicina funcional y artritis: un enfoque integral


La medicina funcional busca personalizar los tratamientos de acuerdo a cada paciente. En el caso de la artritis, el objetivo es disminuir la inflamación, reparar el intestino y equilibrar el sistema inmunológico.


Algunas estrategias utilizadas son:


1. Evaluación de intolerancias alimentarias→ retirar gluten, lácteos u otros gatillos inflamatorios.

2. Suplementación específica:


* Omega-3 en cápsulas

* Vitamina D3 y magnesio

* Caldo de Huesos de Res

* Probióticos para restaurar la microbiota intestinal


3. Manejo del estrés con meditación, respiración y movimiento consciente.

4. Ejercicio adaptado como yoga, pilates o caminata, que protege las articulaciones sin sobrecargarlas.

5. Mejorar la calidad del sueño, ya que dormir poco aumenta la inflamación sistémica.



Beneficios de tratar la artritis con nutrición y medicina funcional


Adoptar este enfoque puede generar resultados sostenibles, entre ellos:


* Reducción del dolor articular

* Menos rigidez matutina

* Mayor movilidad y energía

* Menor dependencia de fármacos

* Prevención de daños articulares a largo plazo


Conclusión


La artritis no tiene que ser sinónimo de dolor constante y limitaciones. A través de la nutrición antiinflamatoria y un enfoque de medicina funcional, es posible tratar la enfermedad desde la raíz, reduciendo la inflamación, restaurando el equilibrio interno y mejorando la calidad de vida.


Si sufres de artritis, empieza dando pequeños pasos: mejora tu alimentación, identifica los gatillos inflamatorios y apóyate en estrategias de medicina funcional. Con constancia, tu cuerpo puede sanar desde adentro hacia afuera.



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